martes, 2 de diciembre de 2008

El sádico acto de comer una naranja


Naranjas redondas. Muchas naranjas rendondas. Acostadas una al lado de la otra, una encima de la otra. Hermosas naranjas sobre aquella bandeja en la cocina. Tomo una y la dejo en el escritorio para comerla más tarde. Saciaré con ella tanto mi hambre como mi sed cuando caiga la noche sobre mí sin preguntar si estoy lista para que termine el día.

Me llenaré de exasperación leyendo las palabras que parecen hacerse más largas y complejas a medida que mis ojos tratan de atraparlas. Entonces clavaré mis dientes a través de su piel. Clac. Los hundiré sin piedad. Sin pena de arruinar su perfecta forma redonda, ni de privarla de su ropaje. La encontraré intentando protejerse de mí con su capa blanca amarga, pero morderé igual. Y morderé alternadamente su cascara ácida y porosa y su dulce y jugosa pulpa. Disfrutaré al morder los sectores porosos de su estructura, aunque un líquido ácido salte a mis labios cada vez que lo haga y me haga doler en una manera inusual.

Y todos se burlarán de mí cuando me vean empapada en jugo pegajoso y anaranjado, pero no me importará. Tampoco me importará la persistencia del dolor en mis labios y los remanentes de pulpa que quedarán entre mis dientes, incluso luego de cepillarlos dos veces.

1 comentario:

Sebastian Kirzner dijo...

CITRICUNDERANTE

¡Naranjas!, desde hoy, solo como naranjas. Porque no hay limite que ataña a una naranja, van mas allá. Puedo comerlas, beberlas, masticarlas todo el día como chicle, las uso de perfume, la cáscara es un arma mortal contra ladrones porque la aprieto y le tiro el juguito en los ojos. Puedo ponerme todas las semillas en la boca y hacer como una ametralladora, puedo agarras 2 gajos y usarlos de oreja para mis dibujos, cuando hago caras redondas como naranjas. Puedo poner una naranja encima de una hoja y hacer un círculo, puedo ponerme una en la cabeza e instaurar una nueva moda de sombreros. Puedo compartir la mitad con la chica que me gusta, o mejor aun, compartir un gajo con cada chica que me gusta, y si las chicas son muchas, no importa, en casa estoy lleno de naranjas, de hecho, aunque no lo crean, esto que estan viendo, es una naranja.