lunes, 24 de marzo de 2008

marzo 2006

El amor estancado se vuelve desamor y en un fuerte impulso me dispongo a guardar lo que resta de tu presencia en mi ser. Como cirujana sin experiencia previa alguna y un mínimo de teoría ejecuto en mí misma una operación de urgencia en pos de detener el resquebrajamiento de mi alma. Con mucho cuidado corto alrededor de tu recuerdo y lo guardo en una caja de terciopelo rosa para que se sienta cómodo, pero no pueda hacerse escuchar. Los recuerdos saltan unos sobre otros en un frenético revoloteo. Los peores son los que saltan con más fuerza, pero me esfuerzo por acomodar en la caja a los más agradables para hacer compañía a tu recuerdo y venir a mí cuando tu nombre flote en el aire y pueda sentir que me hiciste bien. En una catapulta en mi pecho encuentro besos que no te dí y los guardo. Los pobres se entristecen por no poder llegar a destino, pues saben que serán reciclados y pasará algún tiempo hasta que utilize alguno para besar con tanto amor como lo hice con vos, o quizás nunca vuelva a hacerlo.
Millones de lágrimas brotan de mis ojos burlándose de mi intento por frenarlas. Habré de llorar en silencio y simular frialdad si te encuentro, no querrás saber que aún me pregunto si seguís pensando en mí, si guardaste mi recuerdo como yo guardé el tuyo o simplemente lo quemaste para no enfrentar un pasado hermoso y doloroso a la vez.
Escucharé cien mil canciones notando cómo va mutando la sensación que me produce escuchar las melodías que hiciste entrar en mi vida y haré entrar nuevas, esperando que mi alma pueda encontrar placer en sonidos que ya no compartimos.
Me obligaré a no pensarte, a no acosarte con la presencia que algún día amaste y hoy no querés cerca. Buscaré en nuevos rincones nuevas personas que probablemente intentarán ocupar el puesto que ocupaste y de seguro compararé lo que me ofrecerán con lo que me ofreciste. Y serán más o quizás menos adecuadas para completar el espacio que ofrezco pero jamás ocuparán el lugar que decido asignarte en la historia de quien soy.
Concluyo la operación callando a los malos recuerdos que burbujean en mi cabeza, incitándome a odiarte por el daño que me hiciste. La lucha con ellos durará más de lo esperado, pero siempre tendremos más tiempo para reconciliarnos con un pasado en el que el amor se disfrazó de odio y el tiempo en que fuimos felices juntos parece lejano e incierto.